Explorar el entorno y los ecosistemas de mercado
Una de las primeras cosas que tenemos que comprobar antes de emprender nuestro proyecto, es si existe una conexión entre lo que ofrecemos y lo que la clientela necesita. Para trabajar en este concepto podemos preguntarnos: ¿qué necesidad satisfacemos?, y… ¿cómo la satisfacemos?
Tenemos en cuenta que las necesidades se refieren a elementos sin los cuales no es posible la supervivencia o la calidad de vida. Maslow las jerarquizó en su famosa pirámide (priorizando las necesidades físicas a las relacionales, y éstas a las de autorrealización), pero hoy parece que su jerarquía podría ser discutida.
Desde la psicología humanista, en el marco de la Escuela del Desarrollo a Escala Humana, Max-Neef clasifica las necesidades humanas fundamentales en las siguientes:
Esta perspectiva es muy interesante porque:
Enuncia que las necesidades son comunes a todas las culturas y períodos históricos, lo que varía es la forma de resolverlas. A estas diferentes formas de resolver las necesidades Max Neef las denomina satisfactores.
Contempla que la forma en que un grupo social resuelve sus necesidades afecta al resto de grupos sociales y al planeta. Entre las diferentes formas de resolver las necesidades deberíamos escoger las que menos huella ecológica produzcan.
La importancia del entorno comunitario
Emprender dando importancia al entorno comunitario nos permite pensar en negocios que respondan mejor a las necesidades comunes del barrio o vecindario en el que emprendemos, evitando que sean las tendencias que impone el mercado el único factor para la toma de nuestras decisiones emprendedoras. Emprender desde este enfoque contempla otras formas de hacer economía donde la persona es puesta en el centro del negocio, promoviendo la diversidad comercial, fomentando la distribución de productos, teniendo en cuenta la situación de exclusión social y las realidades de las personas.
Emprender en nuestras comunidades (barrios, pueblos, incluso en comunidades digitales o ecosistemas emprendedores), tiene la gran ventaja comparativa de que conocemos de antemano cómo son las dinámicas sociales que se dan en esa comunidad. Además, nos podemos plantear qué podemos aportar y qué queremos que nos aporte el entorno, ya que se da:
- Una conexión emocional compartida con la comunidad, vivencias propias con las personas y con el territorio.
- La satisfacción de necesidades tanto de la persona emprendedora como de la consumidora.
- Sentimiento de pertenencia que desarrolla una cultura del territorio.
- Capacidad de transformación, pues nos dejamos impregnar por las realidades y comenzamos a tener capacidad de influencia en el desarrollo del territorio.
Factores que influyen procedentes del entorno externo
El entorno externo es todo aquello ajeno a nuestro emprendimiento que no podemos controlar, pero que nos influye y condiciona tanto de manera positiva como negativa. El objetivo del análisis externo es reconocer las oportunidades a aprovechar en nuestro emprendimiento y las amenazas que tendremos que enfrentar.
Para definir el entorno externo podemos fijarnos en variables o factores que afectan nacional o internacionalmente (entorno genérico), a nivel local o del lugar en el que vamos a poner en marcha la idea (entorno territorial) y, por último, a nivel de la rama de actividad económica que desempeñará nuestro emprendimiento (entorno sectorial).
Cuando hablamos de variables o factores que nos afectan, estos pueden ser políticos, económicos, sociales, tecnológicos, ecológicos, legales o de cuidados. Por ejemplo: el efecto que tiene el aumento en la tasa de interés, la subida del precio de los alquileres, un cambio de tendencia por el que aumenta el consumo en comercio local, la entrada en vigor de la ley de riders, la exigencia de certificados medioambientales, etc.
Fragmento del módulo2, elaborado por Cristina Sánchez Herrando, de Adebán S.Coop.
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